La pregunta ética y la responsabilidad social del contador

Para poder plantear la pregunta ética del contador y su responsabilidad social es  importante identificar la necesidad social a la que atiende y su objeto de estudio.

 
 

Por Adriana Cruz y Corro Sánchez.[1]
Representante de la Universidad Iberoamericana
de Puebla, aliada de ISEADE-FEPADE

 

 

 

La Contaduría satisface el requerimiento que toda entidad, persona física o moral tiene de conocer su situación financiera a través de informes elaborados de manera veraz y oportuna, que le permita tomar decisiones para el logro de sus objetivos; y por otro lado, también cubre necesidades de administración financiera, esto es gestionar la planeación, organización, dirección y ejercicio del control de las fuentes de financiamiento y su aplicación de los recursos económicos y financieros.

Cuando se habla del objeto de estudio de la Contaduría, debemos identificar sobre qué se trabaja. ese sentido, ha habido muchas personas, muchos autores que han dicho que el objeto de la contabilidad es la riqueza, otros que es la utilidad, algunos que es el patrimonio, el control y la información acerca de los hechos económicos en general.” (Araujo, 2007:97)

Araujo opina que el objeto de estudio de la Contaduría son los recursos, porque los recursos pueden ser de diversas maneras: financieros, administrativos, ambientales, económicos.  “Entendiendo por recursos todas aquellas cosas, acerca de las cuales hay un interés de un sujeto, ya que tiene una potencialidad para satisfacer necesidades, es decir, es socialmente considerado como útil.”(Araujo, 2007: 201).

Por otro lado, esta conceptualización del objeto de la Contaduría le da  un carácter interdisciplinario al relacionarse con otras profesiones que también tienen como objeto de estudio estos recursos; por lo que el contador público debe desarrollar desde su formación la competencia del trabajo en equipo y multidisciplinar, ya que del recurso que se estudie dependerá el estudio en cuestión.

Por ejemplo, tenemos la Contabilidad de costos, que estudia lo recursos económicos de producción; la Contabilidad administrativa, que se encarga de los recursos administrativos; la Contabilidad financiera, relacionada con los recursos financieros; la contabilidad social, que informa de los recursos sociales; y la Contabilidad ambiental, que se ocupa de los recursos naturales y ambientales.

Para el logro de los  objetivos de una organización el contador necesita, además de competencias profesionales,  “virtudes específicas como son la eficiencia, la disciplina y el uso adecuado de la razón.” (Romero, 2006:16)

Su papel ante la sociedad es de suma importancia, ya que al certificar mediante su firma los documentos que representan la situación económica y financiera de la empresa, los empresarios, los trabajadores,  los proveedores, el fisco, confían en él y basan sus decisiones de operación, de inversión y de financiamiento en esa información.

Esto hace que el contador sea un factor de activa y directa intervención en la vida de las entidades públicas y privadas, por lo que  su papel es  contribuir a crear  condiciones que permitan cumplir con una doble función: velar por el logro de los bienes externos (utilidad, rentabilidad, manejo de los recursos) y proteger a las prácticas de la profesión,  para que estas puedan concentrarse en la persecución de sus bienes internos. 

Aquellos que confían en nosotros esperan que ejerzamos nuestra profesión con integridad, objetividad, cuidado y diligencia profesional y un genuino interés de servir a la sociedad”. (Maldonado, 2012)

Debe ser, entonces, el contador, un profesional  ético, capaz de satisfacer la necesidad social de proporcionar información financiera correcta, clara y oportuna para la toma de decisiones, diagnosticando y promoviendo las alternativas de solución a los problemas de gestión empresarial que se le presenten a las entidades económicas y bajo el concepto estricto de generar riquezas en las organizaciones, sin afectar a los que se encuentran en esa organización.

Sin embargo, en el ejercicio de su profesión se presentan problemas o dilemas éticos ante los cuales debe tener el juicio y el criterio necesario para establecer su posición.

La Federación Internacional de Contadores (IFAC) establece en su  “Manual de los pronunciamientos internacionales de formación” que los valores ética y actitud profesionales tienen, por derecho propio, su lugar en el marco de la formación profesional.

Si los futuros contadores deben percibir los valores ética y actitud profesionales como algo importante para su trabajo, es esencial que no tengan la percepción de que el tratamiento de esos valores tiene un espacio marginal en sus principales programas de formación”. (Contadores, 2008: 55)

Hablar del enfoque ético que la Contaduría debiera observar, no es solo hablar de lo estados financieros y lo que  representan, sino a quién se lo presentan y cómo se lo presentan. Esto significa que deben estar basados en conceptos como  justicia, verdad y equidad al momento de ser diseñados.

Por tanto, al producir  información financiera no se debe satisfacer específicamente a un usuario en detrimento o perjuicio del otro, sino que  debe ser pensando en el beneficio de todos los usuarios de dicha información.

Con respecto a la veracidad de la información,  se habla, no de  las cifras, sino cómo se presentan, es decir no ofrece un mismo valor a una información basada en datos históricos, que a una actualizada. La información en ambos casos es verdadera; sin embargo, no es válida si se quiere conocer la situación real de la entidad.

 “Dado que los contadores tienen un papel que desempeñar en la toma de decisiones, necesitan tener un profundo conocimiento de las posibles implicaciones éticas en las decisiones profesionales y gerenciales.

También deben ser conscientes de las presiones en contra de observar y mantener los principios éticos que pueden sufrir los que participan en el proceso de toma de decisiones. Esto es cierto, ya sea trabajando en la práctica independiente, la industria o el comercio, en el sector público o de la educación”. (Contadores, 2008:55)

Un desafío más para la Contaduría: la exigencia  de muchos  miembros de la sociedad que tienen objetivos contrarios a los valores éticos, que promueven en las organizaciones, corrupción a través del fraude, soborno, pago de “servicios”  tráfico de influencias, favores personales, etc.

 

La  crisis que actualmente puede vivir una empresa y que la lleva al fracaso, no necesariamente es por problemas financieros, es también derivado de  una crisis de valores  en todos los niveles de la empresa, demostrando con esto, poca capacidad para integrar valores y principios en la toma de decisiones en la organización.

  Por lo que los líderes de la  entidad económica deben exigir un comportamiento ético en todos los niveles; pero, sobre todo, en los superiores. Un comportamiento dudoso permea en la organización. La fortaleza de las organizaciones es su comunicación, el respeto y su ética interna.

 Si todas las actividades de la entidad giran en torno a este elemento, hablaremos entonces de entidades sólidas y perdurables, por lo que se puede concluir  que la ética produce beneficios.

 Por lo expuesto anteriormente, la responsabilidad social que tienen los contadores es la de darle respuesta a los desafíos y dilemas éticos de la profesión, que bien pudieran resumirse en la siguiente pregunta:

¿Cómo conciliar y satisfacer a los diversos intereses de los diferentes usuarios de la información financiera  como los empresarios, los clientes, los proveedores, acreedores , trabajadores y Estado, de tal forma que el contador sea un promotor de cultura ética dentro de las entidades económicas, que no permita relaciones profesionales, conductas irregulares para evadir impuestos, prácticas de doble contabilidad y transacciones que parecen tener un sentido cuestionable de negocios?

[1] Coordinadora de la Licenciatura en Contaduría y Estrategias Financieras de la Universidad Iberoamericana Puebla, México, Maestra en docencia universitaria.